sábado, 8 de mayo de 2010

Estos pequeños bichos...

Coincidiendo con el aniversario de la creación de este blog, voy a hacer propósito de enmienda e intentar actualizar nuestro pequeño espacio en la red poco a poco. Para ello, empezaré por lo último, una actividad nacida de la curiosidad pura y viva que todos los niños/as muestran hacia los insectos.

Varios son los orígenes que han terminado confluyendo en esta actividad:
  • La necesidad de inculcar en ellos/as una actitud científica y crítica ante la realidad circundante.
  • Fomentar el respeto y una actitud sensible ante cualquier tipo de vida (ALGUNO a la mínima que encuentra un hormiguero empieza a pisotearlo).
  • La iniciativa, inquietud y empuje de la "Seño" Charo, sin la cual no nos hubieramos lanzado.
  • La adquisión de un pequeño microscopio infantil, tras el que llevaba bastante tiempo detrás.

El punto de partida de todo esto tiene lugar en una conversación con la "Seño" Charo donde me comentaba que una de sus palmeras había sido atacada por el fastidioso Picudo Rojo con devastadoras consecuencias. A raíz de esta conversación, vimos oportuno llevar uno al aula, aprovechando que contábamos con nuestro flamante microscopio que aún no habíamos estrenado.

Las circunstancias hizo que la "Seño" no consiguiera localizar ninguno de estos bichejos, pero sí algunos de sus nidos, que guardé en clase(creo que estoy desarrollando una especie de Síndrome de Diógenes Escolar).

No obstante, cual fue la sorpresa cuando apareció ayer nuestra "Seño" Charo con un tarrito con varios ejemplares de cochinillas y una ficha técnica sobre ellos.

"Vista desde microscopio"

Así, vimos cómo estos pequeños y familiares insectos son crustáceos de tierra, respiran por branquias, para lo cual necesitan de ambientes húmedos, son de vida noctura, tienen 7 pares de patas y son seres ovovivíparos, es más, presenciamos el milagro de la vida en el pequeño tarro; una hembra tenía adosado a su abdomen gran cantidad de huevos que estaban eclosionando y varias miniaturas de cochinillas blancas rondando a su alrededor.




Tras su observación en el microscopio, decidimos que tendríamos que buscarle un hábitat húmedo donde pudieran sobrevivir. Dicho y hecho, tras sopesar los pros y los contras de depositarlos en las zonas de arena de nuestro patio, estimamos conveniente buscarle un sitio menos ajetreado y lejos de peligros tales como palas, culos inquietos y niños/as con instinto de topo excavador. ¡Quién sabe, igual tenemos en la clase un futuro entomólogo/a!

Un saludo!!